Aunque en mi huerto intento realizar una agricultura lo mas ecológica posible al final tengo un montón de productos fitosanitarios y que son muchas veces recomendados y otras necesarios para el cuidado de plantas y arboles. Hay muchas veces que de no realizar un tratamiento preventivo o no tratar una vez la plaga o la enfermedad ha atacado la planta puede ser el fin de esa planta o cosecha.

Estos productos vienen en envases especiales, la mayoría con cierres de seguridad y perfectamente etiquetados. Pero siempre acaban desprendiendo fuertes olores y su manipulación es peligrosa sobre todo si no se hace bien.
Es un peligro sobre todo para los niños.
Por ello desde hace tiempo llevo pensando un lugar fuera de la casa para evitar los olores y en un lugar donde su manipulación no sea por casualidad.
La solución vino como la mayoría de cosas por casualidad:
Conduciendo por una carretera comarcal pude ver en el arcen(por llamarlo de alguna manera) una caja de las que utilizan para las abejas. Estaba algo estropeada ya que debía de llevar en ese lugar muchos años, paré unos metros más adelante y bajé a comprobar su estado. La base estaba muy deteriorada pero el resto se encontraba bastante bien, tenia cierres para cerrarla y lo que me convenció es que la parte superior estaba recubierta con chapa y que al cerrarla era bastante hermética.
Tan sólo he tenido que cambiar la base por una madera nueva, forrar la parte interior para que no puedan entrar bichos ni agua. La he lijado pero me gusta el aspecto rustico y antigua que conserva.

La he colocado encima del compostador de hojas ya que es accesible desde la huerta y de difícil acceso para curiosos.
Es lo suficientemente grande para que entren todos los productos químicos que tenia repartidos por toda la casa y por fuera ( incluyendo azufre, medidores, amoniaco....)
De paso he ganado espacio en la estantería donde tenia todos estos productos.

Lo mejor a sido poder reciclar una vieja caja ya inservible y sacarle utilidad, con coste cero.