El objetivo es preparar un semillero en enero y tener las plantas listas para el trasplante a finales de marzo.
Con esto, lograré dos cosas: primero, conocer con precisión la variedad y el tipo de tomatera que estoy cultivando (ya que muchas veces, cuando compras plantones en los viveros, no te pueden decir con exactitud qué variedad dentro de un mismo tipo de tomate estás adquiriendo).
El segundo objetivo es el ahorro económico. En los últimos años, el precio de los planteles ha aumentado considerablemente, y este año he visto viveros donde vendían tomateras de la variedad rosada a 1€ por planta.El proceso comienza extrayendo las semillas del tomate maduro recién cosechado, junto con la gelatina que las rodea. Luego, estas semillas se colocan en un frasco con un poco de agua y se dejan fermentar durante unos días hasta que se forme una capa de moho. En ese momento, se deben extraer las semillas y, con ayuda de un colador, limpiarlas bien. Posteriormente, se colocan sobre un papel de periódico a la sombra durante una semana para que se sequen. Una vez secas, se guardan en un frasco hermético en un lugar seco y oscuro hasta el momento de la siembra.