Una vez elegido el lugar y preparado el bancal es el momento de sembrar los ajos. En previsión de que pueda ser un invierno con lluvias frecuentes decido sembrarlos en caballón. El lugar elegido es una zona con exposición al sol prácticamente todo el dia, un lugar cálido que la tierra agradece en los dias de sol del invierno.
En caballones, puedes controlar mejor el drenaje y la exposición al sol, lo que puede ser beneficioso para el cultivo del ajo. Además, los caballones permiten un mejor acceso a las plantas y facilitan el control de malezas. También al ser una tierra elevada del suelo y menos compactada mejora el desarrollo de los bulbos y las raíces.
Este año he comprado ajos morados de siembra para renovar la variedad, ya que los últimos años se habían ido reduciendo el tamaño de los bulbos.
Lo primero es dividir los bulbos en dientes de ajo, cada diente individual sembrado se convertirá en una cabeza de ajos nueva.
Los dientes de ajo se siembran enterrados en el suelo a una profundidad de aproximadamente 5 cm, con una distancia de alrededor de 15 cm entre cada ajo. La punta fina debe mirar hacia arriba, ya que es por donde germinarán, mientras que la parte más ancha del diente del ajo será por donde desarrollarán sus raíces. Si se siembran a una profundidad mucho mayor, los ajos tendrán que esforzarse más para alcanzar la superficie, lo que afectará su energía y su desarrollo futuro.
Una vez sembrados se realiza un riego, la tierra esta muy seca y el viento hará que los caballones pierdan la humedad. De no regarse no germinarán y permanecerán en el suelo esperando las condiciones.
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