
Llegó el mes de diciembre y es el momento de plantar los ajos, el último cultivo que se siembra en el año en mi huerto. Se planta en luna Creciente.
Permanecerá en el terreno unos 7 meses, soportando perfectamente las bajas temperaturas del invierno y el calor de la primavera.
Este año el lugar elegido ha sido el bancal derecho, ha estado precedido por el cultivo de tomates y hace 3 años que no se plantan ajos en este lugar. Recibe sol todo el día y lo único malo es que las habas se encuentran muy cerca ( los ajos y habas no se asocian bien)


Una vez volteada la tierra con la motoazada ( la semana pasada realicé un riego al bancal ya que la tierra estaba muy seca y dura para trabajarla) realizo los caballones ya que de esta manera evito el encharcamiento y su recolección será más cómoda ya que la tierra permanecerá mas suelta y menos apelmazada.
Este año he cambiado de ajos comprando ajos nuevos, lo primero es coger las cabezas de ajos y sacar los dientes, se eligen aquellos dientes más grandes y sanos.
En la parte superior del caballon se realiza un pequeño agujero, en el se introducirá un poco de ceniza de madera proveniente de la chimenea ( posee un alto contenido en potasio y tiene efecto fungicida que previene los hongos)
Lo siguiente colocar los ajos, con la punta hacia arriba a poca profundidad ya que de colocarlos muy profundos les costará mucho salir.
En 2 semanas comenzaran a germinar.

El riego lo realizaré por inundación ya que el ajo requiere de muy poco riego y no
soporta el encharcamiento , por medio del sistema de caballón se consigue que al bulbo le llegue la humedad sin llegar a encharcarse.
El cultivo del ajo requiere de poca faena tan solo realizar un escardado para eliminar las hierbas y conseguir mantener más tiempo la humedad de la tierra.
Este año he plantado alrededor de 350 dientes de ajos que se convertirán en cabezas de ajos para finales de junio.