lunes, 7 de agosto de 2017

Fin ciclo calabacines.

Los calabacines se plantan directamente en su lugar definitivo, a no ser que se quiera adelantar algo sus frutos no vale la pena sembrarlos en semillero para luego transplantarlos.
Su germinación es rápida y le encanta el sol, por ello como mejor crece y fructifica es cuando recibe una exposición directa de sol.
El riego por goteo funciona a la perfección ya que sus raíces no se extienden muchos y el goteo mantiene tan solo esa zona húmeda ahorrando agua.

El acolchado a permitido que la zona quede libre de hierbas y que los calabacines no se apoyen directamente sobre la tierra estropeándose. Sus grandes hojas dan sombra a los frutos protegiéndolos de el fuerte calor.
Desde mayo que estamos recolectando calabacines, pero es un cultivo muy propenso a los hongos y a enfermedades como el mildiu.
Por ello cuando llega agosto y el bancal se encuentra en plena producción, con matas de tomates muy altas, con mucha vegetación y con riegos a diario, se convierte en un lugar ideal para la proliferación de la araña roja y el mildiu. El oídio  terminará por acabar con su ciclo.
Por ello este año doy por concluido el cultivo de calabacines. Hoy los he recogido y he arrancado las matas que terminaran en el compostador.
Creo que tal vez seria mejor escalonar su siembra para que no todas las matas comiencen a dar frutos a la ves, así se conseguiría alargar más  el ciclo de recolección.









viernes, 4 de agosto de 2017

Sandias de agosto

Las sandias es un cultivo que necesita mucho terreno, durante todo su ciclo se extiende creciendo y tapizando el suelo, ocupa todo el terreno y no tiene problema en trepar o superar  muros o vallados. Busca el sol  y trepa a través de tutores, arboles o cualquier  obstáculo que se encuentre en su crecimiento. De sembrarlo junto a plantas bajas como pimientos terminarán por invadirlos y cubrirlos. Por ello cuando planificamos el huerto hay que  buscar una zona donde puedan extenderse sin problema.
En mi caso los plante 2 matas en una zona de semisombra   en el hueco que me quedo entre la barraca de tomates y el final del bancal. Durante todo el verano no han parado  de crecer, se encuentran muy cerca de los tomates  pero sin embargo  crecen hacia el pasillo una zona mucho más tranquila sin la competencia de los tomates, donde reciben sol casi todo el día. Escapando de la zona vallada del huerto, aunque no es problema ya que es una planta que no le gusta a las gallina.
Estas 2 matas permiten poder disfrutar de sandias durante estos meses, tal vez menos de las que nos gustaría y es que aunque hay mucha floración no todas las flores se convertirán en sandias.  Hay 2 clases de flores, las flores masculinas y las femeninas y se necesitan para la polinización.  No nos piden mucho, tan solo que el riego y la humedad no les falten, esto se consigue perfectamente con el riego por goteo que localiza el agua en la zona de raíces y evita que el resto se llene de hierbas. Otra de las cosas que realizo los últimos años es un acolchado de plástico, las sandias crecen por encima de él, no salen hierbas  y los frutos no están en contacto con la tierra.
Una vez  fecundada esa flor se convertirá en una pequeña bolita que poco a poco irá creciendo  hasta convertirse en una gran sandia de al menos 1kg de peso.
Habrá que esperar a que el tallo  que une la planta con la sandia comience a secarse, entonces estará lista para su recolección. 
Es  una  planta propensa  al oídio, ya que las condiciones de humedad que se crean durante el riego  acompañados  de el fuerte calor seco de estos días hacen un caldo de cultivo propicio para los hongos.
Si no actuamos preventivamente su ciclo se verá muy reducido y cuando  enfermen   se propagará rápidamente secando sus hojas y terminando por acabar con las matas de sandia.
De momento el azufre y el cobre han conseguido mantener a raya los hongos y  conseguir que las sandias estén bastaste sanas.  Mientras voy viendo cómo poco a poco crecen las sandias hasta el día en que su maduración sea la correcta para consumirlas.
Si no las recolectamos terminaran por rajarse y abrirse, para poder dejar caer las semillas al suelo y  cumplir su ciclo.
Es uno de los cultivos que si disponemos de terreno no puede faltar en la huerta de verano, no da casi faena y nos proveerá de postre todo esta temporada.

Este año lo he probado triturado  junto a tomates y pimientos  para realizar gazpacho y la verdad es que le da un sabor mucho más fresco.




martes, 1 de agosto de 2017

El chinche de la col

De las coles y coliflores plantadas este invierno tan solo queda una, la dejé que se espigara,  cuando la primavera trajo el calor la col comenzó a crecer verticalmente y sacó su tallo floral, se llenó de flores y ahora está llena de semillas.
El chinche de la col (Eurydema oleraceum) no recibe su nombre por casualidad, le encanta las coles y si te descuidas terminan siendo una plaga que termina por hacer un fracaso la cosecha.
En invierno son más oscuras, mas rojizas, pero cuando llega el veranos se vuelven más claras.
El problema principal viene cuando ponen sus huevos en el envés de la hoja de las coles, luego salen las larvas que se alimentan de las hojas y dejan las hojas como un colador acabando con la mata entera si todavía es pequeña.
Después de estar en la huerta todo el invierno rondando a las coles ahora se agrupan alrededor de la última que queda, sus hojas estan con manchas amarillas como consecuencia de que la pican para succionar la savia.  Cuando llegue el invierno hibernan pero en otoño cuando plantemos las coles habrá que vigilar y retirar los huevos que ponen en el envés de las hojas y observar que no se nos llenen de orugas.


sábado, 29 de julio de 2017

El suelo tiene memoria.

La tierra o sustrato  donde crecen las plantas es algo importante. En mi caso durante muchos años no le he hecho el caso que merezca.
En ese sustrato se encuentran los nutrientes y los minerales que necesitan las plantas para su desarrollo y crecimiento. En caso de cultivo en macetas es un sustrato que se renueva a menudo y  si se compra es fácil  saber sus características y propiedades. Pero si plantamos en el suelo, plantamos sobre un terreno con una tierra que siempre está ahí, En mi caso esa tierra dio vida hace siglos a un bosque mediterráneo, que luego fue pradera  a consecuencia del pasto de ganado y  por último zona de viñedos  y árboles como algarrobos.
No todas las tierras son iguales, ni sus propiedades, ni sus condiciones ni sus respuestas  a los diferentes cultivos. Por ello es importante conocerla.
Cuando se comienza una huerta sin mucha idea, se busca desesperadamente las instrucciones para el cultivo, como si se tratase de montar un mueble de Ikea. El día de inicio del cultivo, cuando hay que regarlo, cuando van a llegar las plagas y cuando recolectar. Pero con los años te das cuenta de que cada huerta es única. Que las condiciones de cultivo que funcionan en un huerto  no tienen por qué funcionar en otro. Que hay tierras que mantiene la humedad una semana y otras como la mía que a los 3 días ya están prácticamente secas.
Que la tierra hay que cuidarla, que si la descuidamos con los años nuestros cultivos no irán bien por mucho interés que pongamos en el resto de actividades.
Que si la llenamos de nitratos  al final contaminaremos los acuiferos  subterraneos. y que si no aportamos estiércol las plantas no crecerán bien.  Que los plásticos que se nos caen al suelo permanecerán allí  siempre y que con las rotaciones de cultivos no solo no agotamos los nutrientes sino que mejoramos sus propiedades.



Que la tierra no es un trozo de esponja, que tiene toda una vida en su interior y que las lombrices  y el resto de insectos no sobran en la tierra. Que intentar tener una tierra si vida a base de aportar insecticida al suelo solo es la última opción cuando vemos que las plantas y sobre todo los bulbos han perdido la batalla.
Que las plantas necesitan recoger nutrientes de la tierra a partir de una tierra húmeda y no es que necesiten beber agua lo descubrí  tal vez demasiado tarde. Descubrí que no por más agua la planta van mejor y que las malas hierbas no son malas, solo son hierbas.

La tierra hay que cuidarla porque se quedará ahí cuando  ya no esté mi huerta, tal vez vuelva a ser un bosque.

miércoles, 26 de julio de 2017

Recoger semillas

La importancia de guardar las semillas ya la he explicado en muchas ocasiones.  Una de las razones es disponer de semillas sin coste alguno, pero tal vez la razón principal sea saber exactamente cuál es la planta  que nos va a germinar, sin las sorpresas muchas veces de que  esa  planta que ha germinado no corresponde exactamente con lo que buscábamos  o que  esas plántulas que nos han vendido al final no es lo que  habíamos pedido.
En los viveros muchas veces son intermediarios y los  plantones que nos venden muchas veces ellos se los han comprado a un tercero, por lo que aunque sean de nuestra total confianza y ellos pongan todo el interés en darnos el mejor producto, muchas veces nos dan gato por liebre.
Por ello guardando semillas y  conociendo la  evolución de la planta de donde vienen nos aseguramos en gran parte que sus descendientes serán  de la variedad que queremos.
Pero la razón que más me convence para guardar las raíces es saber que esa  planta de variedad  elegida que recolecté y me gusto  volverá  en la siguiente temporada. Una variedad que año tras año se va acostumbrando  al microclima de mi huerto, a la tierra y sus propiedades, al tipo de agua de riego y a los insectos  y plagas de mi zona.
Una planta que se acopla a esas condiciones y que  trasmite genéticamente las condiciones y los cambios a sus semillas. Unas semillas que año tras años mejoraran su rendimiento y se convertirán en una variedad local con características especificas para nuestra zona.
También tenemos que poner de nuestra parte y dejar para recolectar semillas aquellas plantas más sanas y vigorosas que destaquen sobre las demás y que no estén enfermas y que sus frutos estén bien.
La segunda parte será saber cuál es el mejor momento para la recolección de las semillas y la mejor manera de conservarlas.
Las semillas son otro tema en la actividad de la huerta, en un debate en  si es mejor  comprar los plantones e ir  cambiando  de variedades   y  probando productos nuevos  buscando la planta perfecta para nuestro huerto.

Muchas veces la germinación de las semillas, sobre todo al principio, es muy frustrante. Por ello creo que lo mejor es combinar ambas cosas, germinar nuestras propias semillas  y comprar plantones para seguir teniendo variedades y productos nuevos muchas veces modificados y con muy buenos resultados (como los melones injertados sobre calabaza que he comprado este año).