![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7dSgbHQJXEdhMcYmPxsVzFyF-PfUZbwVgKljDb752RFTfHoB24Y5s0iQy_aC-YRiu8CMWiEaudx2yPlbwvEJVri6bShyphenhyphen1x8b8z7RJFQVoNmVSmlgktVwMeCFoK8x2ZAdL-L1goOr_0NY/s400/DSC_0127.JPG)
En este tiempo la germinación y el crecimiento es muy rápido. Las altas temperaturas y la duración de las horas de sol hacen que las lechugas crezcan muy rápidas y tiendan a espigarse. El espigado se produce cuando la lechuga crece sacando un tallo con flores, entonces se vuelve amarga y se hace incomestible.
Por eso en estos meses de verano hay que ir plantando las lechugas escalonadamente para ir recolectando y consumiendo las necesarias ya que de dejarlas sin recolectar espigarán rápidamente.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhb9SQbJL5aNdax60aMZCrF5SkkeFvE-bXCBx7VdisfBxkKm1ieBwYM7vXRUoEeJhKFwy9lRC8ZbvoeL834yxtPFwG91yi_uav-qsjIvKTirUc390Kjya18LJnEAegYJpowCHk3Ehsb6e4/s400/DSC_0130.JPG)
Por ello lo mejor es hacer un semillero con unas pocas semillas, cuando están listas trasplantarlas a su lugar definitivo. Crecerán rápidamente y estarán listos para el próximo mes.
Se repican aprovechando la línea de goteo que riega los pimientos. Durante estos primeros días habrá que estar atentos para que a la tierra no le falte humedad y las raíces arraigue a el cambio del lugar.
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